Electricidad y mas

lunes, 26 de diciembre de 2011

Energias renovables: Introduccion


Desde sus orígenes, el ser humano ha intentado aprovechar los medios que la naturaleza pone al alcance de su ingenio y capacidad de transformación para satisfacer sus necesidades y mejorar sus condiciones de vida. Además de utilizar inteligentemente la energía procedente del sol para incrementar las cosechas y adaptar sus viviendas a las condiciones climáticas del entorno, el hombre se ha servido, durante milenios, de la fuerza del agua para moler grano, del empuje del viento para mover sus embarcaciones, y del calor del fuego para extraer metales de la tierra.

Aunque el crecimiento de la demanda de energía ha sido constante a lo largo de la historia, es a finales del siglo XVIII, con la revolución industrial, cuando la energía se convierte en uno de los factores más importantes, e incluso condicionantes, para el desarrollo de las actividades humanas.

La necesidad de fuentes energéticas flexibles, no condicionadas por una situación geográfica concreta (en las orillas de un rio o en zonas con vientos abundantes), ni limitadas por fenómenos de la naturaleza, muchas veces imprevisibles, condujo a la potenciación del uso de combustibles fósiles para la producción de energía, en detrimento de los molinos de agua y de viento, de utilidad limitada en un mundo en el que el transporte de energía era dificultoso y caro, cuando no desconocido.

La madera y posteriormente el carbón, constituyeron prácticamente la única fuente de abastecimiento energético hasta las postrimerías del siglo XIX. A partir de esta fecha comienza la explotación masiva de los recursos petrolíferos que, a principios de los años 70, llegarían a cubrir más del 40% de la demanda energética de los países industrializados. Finalmente, a mediados del siglo XX, se descubre y aprende a utilizar la energía nuclear, con unos resultados tan prometedores que hicieron prever un futuro basado en este tipo de energía.

Sin embargo, y a partir de los años 70, coincidiendo con la llamada <<crisis del petróleo>>, el panorama sufre un cambio radical: los combustibles fósiles dejan de ser baratos y se empieza a cuestionar, tanto económica como socialmente, la rentabilidad de las centrales nucleares. Estas circunstancias, unidas al progresivo rechazo social de las tecnologías agresivas con el medio ambiente y a la concienciación sobre las consecuencias futuras de una sobreexplotación de los limitados recursos fósiles, condujeron, no solo a la búsqueda de nuevas fuentes energéticas, sino también a la revisión de alternativas hasta entonces descalificadas o consideradas poco rentables.

En este contexto, resurge con fuerza la idea del aprovechamiento de los recursos renovables, como alternativa no despreciable ante una situación de aumento de la demanda de energía y progresivo agotamiento de las reservas de combustibles tradicionales, situación que, sin duda, tendera a agravarse en un futuro próximo, en tanto los avances de la ciencia no faciliten el acceso a nuevas y a generosas fuentes d energía.

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